sábado, 3 de septiembre de 2016

El canon literario hispánico. A juicio de José María Pozuelo Yvancos, en la literatura hispánica existe una suerte de hermandad o fuerza centrípeta que hace que los autores hispanos, ya sea por razones ideológicas, políticas, religiosas, se sientan identificados con un tronco común. Afirma que esa unidad se fundamenta en seis factores determinantes: 1-El primer factor de unidad fundamental ha sido el Quijote de Cervantes. 2-El de los centros que con el nombre de Instituto Cervantes hay distribuidos por todo el mundo de habla no hispana. 3-La profunda influencia que en tiempos posteriores al Quijote se ha dado entre la literatura escrita. 4-Los múltiples intercambios, a menudo forzados por los exilios, tanto de españoles en América como de los escritores americanos en España. 5-La creación de la Asociación Internacional de Hispanistas. 6-La actividad editorial. No obstante, no solo la unidad monolítica que presenta la literatura hispánica ha llevado a la consolidación del canon hispánico; la imposición que han hecho las autoridades gubernamentales y educativas con la conformación literaria del currículo ha contribuido a ello. Ya sea por cuestiones políticas o socioculturales, se nota un miedo a perder la identidad cultural hispánica, por eso abundan en el currículo de secundaria la lectura de los “clásicos” hispánicos. Pero ¿qué es un libro clásico? ¿Acaso la obra bien valorada por la crítica literaria? A juicio de Borges, un libro clásico no es aquel que presenta ciertos méritos, sino aquel que las generaciones siguen leyendo como si se tratara de un libro sagrado. Para el maestro de ficciones, cualquier escritor desconocido puede escribir una obra maestra. Ante tales posturas prefiero ser un poco ecléctico y me inclino tanto por la opinión de Pozuelo en cuanto a que el canon hispánico debe abrirse al mundo y a lo contemporáneo, y al mismo tiempo, por la concepción borgeana de libro “clásico”. Willian Fernández