Innovación educativa: una práctica de moda
Willian Fernández Lami
La
palabra de moda en el mundo posmoderno es innovación. Lo que sólo era constante
en el ambiente del diseño pasó a serlo también en los demás sectores. En
cualquier campo de la actividad humana se renueva o se pretende renovar todo o
parte del andamiaje que lo compone, con intervalos de tiempo cada vez más
cortos. Ello es así porque, muchas veces, la sociedad lo demanda o simplemente por
una cuestión de competencia mercadológica.
El
campo educativo también abordó el tren de la innovación y ha sido uno de sus
pasajeros más destacado en los últimos años. Es muy común escuchar hablar de
cambios en el sistema educativo de cualquier país. Se están reinventado los
modelos educativos, las teorías, los currículos y hasta la estructura interna.
La moda es el cambio y por ello hay que innovar; la sociedad lo exige.
Con
esta reseña se busca resumir y comentar el capítulo “La innovación educativa” del
libro “Innovación y cambio en las instituciones educativas” de Miguel Zabalza
y María Zabalza. Aquí se analiza y se opina sobre la forma en que estos autores
enfocan este tema.
Los
autores introducen el capítulo abogando porque la innovación educativa sea más
planificada aunque sea más lenta. A su juicio, cuando la sociedad es convulsa,
como ahora, la educación tiene que ser sosegada y viceversa. La educación está
volátil, al igual que la sociedad actual y para que los cambios sean
significativos deben ser más pensados.
Que no
es innovar (innovar no)
Los
autores destacan varios aspectos o ejemplos de lo que no es innovación:
Innovar
no es solo hacer cosas distintas. Para que haya verdadera innovación el cambio
debe significar mejoría. Al contrario de los que algunos piensan, el cambio por
sí solo no necesariamente es positivo; lo práctico sería vincular siempre el
concepto de cambio con los resultados.
Los
cambios deben ser escalonados y sucesivos para que los actores involucrados se
vayan adaptando y para que los mismos sean más efectivos en función de sus
resultados.
Las
innovaciones burocráticas, las que son introducidas por los organismos
superiores, casi siempre atienden a aspectos formales y las respuestas siempre
son también formales. Es lo que sucedió con los Proyectos Educativos, las
instancias superiores lo introdujeron y las escuelas lo adoptaron, pero sin
involucrarse mucho.
A
juicio de los autores, cuando hablamos de innovación no debemos confundir lo
sustantivo con lo adjetivo. En educación sucede con mucha frecuencia que
algunas palabras son muy cargadas semánticamente, lo que hace que sus
respectivos significados se desvirtúen. Un ejemplo de ello es la palabra
“innovación” a la que se le ha atribuido todo lo relativo a lo bueno, por eso
se confunden los términos “buen profesor” y “profesor innovador”.
Al
profesor debe exigírsele que sea profesor primero, como condición principal, y
después, como condición adjetiva y opcional, que sea innovador. No siempre el
profesor innovador es el mejor. Hay docentes que son críticos ante el cambio y
no necesariamente significa que son malos profesores. Los autores no pretenden
con esto afirmar que la innovación es
mala, sino desmitificar la creencia generalizada de que innovar siempre es
bueno y lo contario es absolutamente malo.
Qué es
innovación (innovación si)
Los
autores analizan la semántica de la palabra “innovación”, y expresan que,
in-nova-ción significa introducir cambios nuevos en algo viejo a través de un
proceso o acción que conduzca a la mejora. Los cambios deben de justificarse,
no son espontáneos y necesitan planificación previa.
El
profesional para ser innovador debe aplicar tres condiciones: apertura,
actualización y mejora. La apertura consiste en la flexibilidad que debe tener
todo profesional para aceptar los cambios. La actualización tiene que ver con
la adaptación y preparación para trabajar con lo nuevo. La mejora debe estar
ligada siempre al proceso de innovación, no tiene sentido una innovación para
empeorar las cosas.
Para
que haya innovación educativa se debe cumplir con cuatro elementos o recursos
básicos: estructura, información, evaluación y formación. La estructura se
refiere a la persona o equipos de personas que se encargan de promover lo nuevo
y velar para que se hagan los cambios. La información consiste en las
aclaraciones, reuniones y todo lo relativo a dar a conocer en qué consisten los
cambios. La evaluación sirve para saber si los cambios están dando buenos
frutos, para mejorarlo, reorientarlos, continuarlos o cambiarlos. Por último,
la formación consiste en preparar a las personas que van a introducir los
cambios para que sepan lo que están haciendo.
A
decir verdad, pocos autores tienen una visión tan clara y tan crítica sobre la
innovación educativa como los escritores de este libro. La mayoría de los
teóricos que tratan este tema lo hacen casi siempre como promotores del mismo. Por
ejemplo, Imbernón (1996) la define de la siguiente manera: “La innovación educativa es la actitud y el proceso de
indagación de nuevas ideas, propuestas y aportaciones, efectuadas de
manera colectiva, para la solución de situaciones problemáticas de la
práctica, lo que comportará un cambio en los contextos y en la
práctica institucional de la educación”.
Como se puede ver, para
Imbernón la innovación es una solución y esto solo es una muestra de lo que se
piensa sobre la misma. La mayoría de los que escriben sobre ella la presentan
como la panacea que va a resolver todos los males de la educación en sentido
general. Por ello me resulta interesante la postura de Miguel
Zabalza y María Zabalza sobre este tema, ya que presentan los pros y los contras y
se enfocan más en los resultados que en la innovación misma. Concuerdo
totalmente con ellos, comparto su punto de vista y pienso que es una de los
mejores tratados que he leído sobre esta temática.
Bibliografía
Imbernón, F. (1996). En busca del Discurso
Educativo. Edit. Magisterio del Río de la Plata , Buenos Aires - Argentina.
Zabalza, M., Zabalza
Cerdeiriña, M (2012). Innovación y cambio en las instituciones educativas. Argentina:
Homo Sapiens Ediciones. ProQuest ebrary. Web. 26 marzo 2016.
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